martes, 14 de mayo de 2013


ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
Proceso deletéreo complejo del cerebro producto de la interacción de factores genéticos, ambientales y hormonales y metabólicos. El proceso de envejecimiento afecta de modo distinto a las distintas partes del cerebro.

BASES BIOLÓGICAS DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
Diversos estudios basados en el diagnóstico por la imagen y pruebas neuropsicológicas sugieren que el envejecimiento morfo-funcional cerebral comienza en edades relativamente tempranas del ciclo vital. La resonancia nuclear magnética (RNM) muestra que en la cuarta década empiezan a aparecer alteraciones típicas del envejecimiento cerebral (hiperintensidades en la sustancia blanca, atrofia hipocámpica, etc.). La densidad del córtex frontal (sustancia gris) puede comenzar a reducirse también en edades aún más tempranas. Los estudios de Launer (2005) han mostrado que el lóbulo frontal es una de las primeras áreas cerebrales que sufren el proceso de envejecimiento, y que los marcadores de deterioro cognitivo (DC) y de la enfermedad de Alzheimer (EA) pueden aparecer ya a los 40 años. Los cambios anatómicos pueden considerarse indicadores de los niveles celulares y neuroquímicos que están en la base del declinar funcional asociado a la edad. La repercusión patológica de estos cambios guarda una estrecha relación con la relevancia de las funciones cognitivas que asientan en cada zona o área alterada.
PESO CEREBRAL
Estudios estadísticos han mostrado que en los varones la reducción del peso cerebral oscila desde un valor medio de 1.450 a 1.300 gramos entre los 20 y 100 años. Por su parte, en las mujeres la reducción va desde los 1.300 a los 1.200 gramos en el mismo periodo de tiempo. Estos valores indican que el peso cerebral sufre, asociado al envejecimiento, una disminución de aproximadamente un 10% de su peso desde que se alcanza la edad adulta.
La reducción del peso se debe a una disminución del parénquima cerebral por pérdida de celularidad (las neuronas de algunas regiones disminuyen en número), acortamiento de las prolongaciones celulares, fundamentalmente las dendritas reducen su distribución topográfica y se acortan, y además se produce una disminución del flujo vascular por aterosclerosis. Estos procesos en conjunto determinan la disminución del peso cerebral a lo largo del proceso de envejecimiento.
PÉRDIDA DE NEURONAS Las neuronas son células fijas postmitóticas que han perdido la capacidad de dividirse y por ello se encuentran sometidas a procesos de acumulación de daños a lo largo de su vida funcional. El estrés oxidativo por acción de los radicales libres de oxígeno producidos fundamentalmente en las mitocondrias y la acción del óxido nítrico (NO), gas difusible que actúa en algunas poblaciones neuronales como un neurotransmisor, causan daños irreparables en las neuronas que activan sus procesos de apoptosis (Emerit et al., 2004).
Con el envejecimiento hay algunas regiones del SNC que pierden numerosas neuronas en su parénquima, mientras que otras no sufren ningún cambio de tipo cuantitativo, aunque se puede producir una cierta atrofia celular. Entre las regiones que presentan una pérdida marcada de neuronas se encuentra el locus coeruleus (neuronas catecolaminérgicas), la sustancia nigra(neuronas dopaminérgicas), el núcleo basal de Meynert y el hipocampo (neuronas colinérgicas). La pérdida de neuronas dopaminérgicas (sintetizan el neurotransmisor dopamina) ocasiona la enfermedad de Parkinson y el deterioro cognitivo asociado a ella. La pérdida de neuronas colinérgicas (sintetizan acetilcolina) está en la base del deterioro cognitivo asociado a la EA. 
También las neuronas a medida que envejecen acumulan lipofuscina en su citoplasma, que como ya hemos comentado representa el resultado de la degradación incompleta de restos de mitocondrias autodigeridas. Este pigmento del envejecimiento parece que aunque no altera la funcionalidad neural, si su acumulación es muy notable puede causar un daño celular irreparable que conduce a la muerte neuronal.

PÉRDIDA DE DENDRITAS Y SINAPSIS

Con el envejecimiento, además de la pérdida de neuronas, las remanentes sufren un proceso de “desnudado” que implica la pérdida de algunas de sus prolongaciones, la reducción de su árbol dendrítico y la consiguiente disminución del número de sinapsis que sobre ellas se establecen. El estudio de las espinas dendríticas de las neuronas corticales ha mostrado una reducción significativa de estas unidades morfo-funcionales con el envejecimiento. Esta reducción determina una mengua en la actividad bioeléctrica de las neuronas (bien sea excitadora o inhibidora), lo que conlleva una alteración en los circuitos cerebrales en los que ellas actúan

EL ENVEJECIMIENTO PRODUCE CAMBIOS CARACTERÍSTICOS EN EL COMPORTAMIENTO.

Desde el punto de vista netamente neuropsicológico, durante los últimos 30 años se han hecho estudios neuropsicológicos del envejecimiento que se pueden dividir en cuatro áreas:

1.    Velocidad de rendimiento: Es quizá el cambio más característico que se produce con la edad y es que el rendimiento se vuelve más lento, sin embargo esto no ocurre de manera uniforme para todos los trabajos. Cuando se trata de movimientos sencillos orientados, el cambio es comparativamente leve: se pierde más del 30% de rapidez entre los 30 y los 70 años. El enlentecimiento en tareas motrices sensoriales se produce principalmente en la toma de decisiones sobre que acción realizar, es decir, en funciones cognitivas e intelectuales que en motoras.
2.    Memoria y aprendizaje: De entre todos los cambios cognitivos la pérdida de memoria son las más relevantes. Pero no todas las pérdidas son iguales. Kral fue el primero en definir dos patrones distintos en relación a la alteración de esta función: benigno y maligno, el primero refleja la perdida normal de memoria que afecta al envejecimiento no patológico y se caracteriza por dificultades en recordar información no relevante para el sujeto en determinado contexto, información que se puede recuperar en otras situaciones. y la forma maligna, es la que está asociada a los tipos de demencia senil, afecta tanto a los hechos importantes como a los irrelevantes.
3.    Personalidad: Los resultados de los test de personalidad, muestran cuando hay tendencias muy someras. Los cambios observados parecen representar más bien reacciones a las cambiantes circunstancias de la vejez. Por ejemplo: La jubilación trae consigo un aumento de tiempo libre y oportunidades, mientras que, el cambio de las facultades puede limitar los intereses y las actividades. Entonces, la forma en que el sujeto se adapte a los cambios circunstanciales no depende de sus posibilidades materiales, económicas o de salud sino de los rasgos de personalidad que ha poseído a lo largo de la vida.
4.    Cambios sensoriales y perceptivos: Vision, oído, sensibilidad corporal, tacto y olfato.

1 comentario:

  1. no hay comentarios frente al tema
    no hay referencia bibliográfica??
    no hay citas bibliográficas??

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