ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
Proceso
deletéreo complejo del cerebro producto de la interacción de factores
genéticos, ambientales y hormonales y metabólicos. El proceso de envejecimiento
afecta de modo distinto a las distintas partes del cerebro.
BASES BIOLÓGICAS DEL ENVEJECIMIENTO CEREBRAL
Diversos estudios basados en el diagnóstico por la
imagen y pruebas neuropsicológicas sugieren que el envejecimiento
morfo-funcional cerebral comienza en edades relativamente tempranas del ciclo
vital. La resonancia nuclear magnética (RNM) muestra que en la cuarta década
empiezan a aparecer alteraciones típicas del envejecimiento cerebral
(hiperintensidades en la sustancia blanca, atrofia hipocámpica, etc.). La
densidad del córtex frontal (sustancia gris) puede comenzar a reducirse también
en edades aún más tempranas. Los estudios de Launer (2005) han mostrado que el
lóbulo frontal es una de las primeras áreas cerebrales que sufren el proceso de
envejecimiento, y que los marcadores de deterioro cognitivo (DC) y de la enfermedad
de Alzheimer (EA) pueden aparecer ya a los 40 años. Los cambios anatómicos
pueden considerarse indicadores de los niveles celulares y neuroquímicos que
están en la base del declinar funcional asociado a la edad. La repercusión
patológica de estos cambios guarda una estrecha relación con la relevancia de
las funciones cognitivas que asientan en cada zona o área alterada.
PESO CEREBRAL
Estudios
estadísticos han mostrado que en los varones la reducción del peso cerebral
oscila desde un valor medio de 1.450 a 1.300 gramos entre los 20 y 100 años.
Por su parte, en las mujeres la reducción va desde los 1.300 a los 1.200 gramos
en el mismo periodo de tiempo. Estos valores indican que el peso cerebral
sufre, asociado al envejecimiento, una disminución de aproximadamente un 10% de
su peso desde que se alcanza la edad adulta.
La
reducción del peso se debe a una disminución del parénquima cerebral por
pérdida de celularidad (las neuronas de algunas regiones disminuyen en número),
acortamiento de las prolongaciones celulares, fundamentalmente las dendritas
reducen su distribución topográfica y se acortan, y además se produce una
disminución del flujo vascular por aterosclerosis. Estos procesos en conjunto
determinan la disminución del peso cerebral a lo largo del proceso de
envejecimiento.
PÉRDIDA DE
NEURONAS Las
neuronas son células fijas postmitóticas que han perdido la capacidad de
dividirse y por ello se encuentran sometidas a procesos de acumulación de daños
a lo largo de su vida funcional. El estrés oxidativo por acción de los
radicales libres de oxígeno producidos fundamentalmente en las mitocondrias y
la acción del óxido nítrico (NO), gas difusible que actúa en algunas
poblaciones neuronales como un neurotransmisor, causan daños irreparables en
las neuronas que activan sus procesos de apoptosis (Emerit et al.,
2004).
Con
el envejecimiento hay algunas regiones del SNC que pierden numerosas neuronas
en su parénquima, mientras que otras no sufren ningún cambio de tipo
cuantitativo, aunque se puede producir una cierta atrofia celular. Entre las
regiones que presentan una pérdida marcada de neuronas se encuentra el locus
coeruleus (neuronas catecolaminérgicas), la sustancia nigra(neuronas
dopaminérgicas), el núcleo basal de Meynert y el hipocampo (neuronas
colinérgicas). La pérdida de neuronas dopaminérgicas (sintetizan el
neurotransmisor dopamina) ocasiona la enfermedad de Parkinson y el deterioro
cognitivo asociado a ella. La pérdida de neuronas colinérgicas (sintetizan
acetilcolina) está en la base del deterioro cognitivo asociado a la EA.
También las neuronas a medida que envejecen
acumulan lipofuscina en su citoplasma, que como ya hemos
comentado representa el resultado de la degradación incompleta de restos de
mitocondrias autodigeridas. Este pigmento del envejecimiento parece que aunque
no altera la funcionalidad neural, si su acumulación es muy notable puede
causar un daño celular irreparable que conduce a la muerte neuronal.
PÉRDIDA DE
DENDRITAS Y SINAPSIS
Con
el envejecimiento, además de la pérdida de neuronas, las remanentes sufren un
proceso de “desnudado” que implica la pérdida de algunas de sus prolongaciones,
la reducción de su árbol dendrítico y la consiguiente disminución del número de
sinapsis que sobre ellas se establecen. El estudio de las espinas dendríticas
de las neuronas corticales ha mostrado una reducción significativa de estas
unidades morfo-funcionales con el envejecimiento. Esta reducción determina una
mengua en la actividad bioeléctrica de las neuronas (bien sea excitadora o
inhibidora), lo que conlleva una alteración en los circuitos cerebrales en los
que ellas actúan
EL ENVEJECIMIENTO PRODUCE CAMBIOS CARACTERÍSTICOS EN EL COMPORTAMIENTO.
Desde
el punto de vista netamente neuropsicológico, durante los últimos 30 años se
han hecho estudios neuropsicológicos del envejecimiento que se pueden dividir
en cuatro áreas:
1.
Velocidad
de rendimiento: Es quizá el cambio más característico que se
produce con la edad y es que el rendimiento se vuelve más lento, sin embargo
esto no ocurre de manera uniforme para todos los trabajos. Cuando se trata de
movimientos sencillos orientados, el cambio es comparativamente leve: se pierde
más del 30% de rapidez entre los 30 y los 70 años. El enlentecimiento en tareas
motrices sensoriales se produce principalmente en la toma de decisiones sobre
que acción realizar, es decir, en funciones cognitivas e intelectuales que en
motoras.
2.
Memoria
y aprendizaje: De
entre todos los cambios cognitivos la pérdida de memoria son las más
relevantes. Pero no todas las pérdidas son iguales. Kral fue el primero en
definir dos patrones distintos en relación a la alteración de esta función:
benigno y maligno, el primero refleja la perdida normal de memoria que afecta
al envejecimiento no patológico y se caracteriza por dificultades en recordar
información no relevante para el sujeto en determinado contexto, información
que se puede recuperar en otras situaciones. y la forma maligna, es la que está
asociada a los tipos de demencia senil, afecta tanto a los hechos importantes
como a los irrelevantes.
3.
Personalidad: Los resultados de los test de
personalidad, muestran cuando hay tendencias muy someras. Los cambios
observados parecen representar más bien reacciones a las cambiantes
circunstancias de la vejez. Por ejemplo: La jubilación trae consigo un aumento
de tiempo libre y oportunidades, mientras que, el cambio de las facultades
puede limitar los intereses y las actividades. Entonces, la forma en que el
sujeto se adapte a los cambios circunstanciales no depende de sus posibilidades
materiales, económicas o de salud sino de los rasgos de personalidad que ha
poseído a lo largo de la vida.
4.
Cambios
sensoriales y perceptivos:
Vision, oído, sensibilidad corporal, tacto y olfato.
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